martes, 8 de marzo de 2016

El 60% de la población mundial vivirá en ciudades en 2030


La avalancha humana hacia las ciudades parece imparable, según se desprende de los datos que arroja el informe sobre el estado de las ciudades del mundo 2008/2009 de ONU-HABITAT. Este aumento de la población urbana (el 60% de la población mundial vivirá en ciudades en tan sólo dos décadas) puede convertirse en un auténtico problema, a no ser que se logre mantener la armonía entre los aspectos espacial, social y ambiental del entorno urbano, así como entre sus habitantes. Dicha armonía deberá descansar sobre dos pilares clave: la igualdad y la sostenibilidad, advierte el informe. Por Yaiza Martínez.


La mitad de la humanidad vive actualmente en ciudades y, dentro de dos décadas, será el 60% de la población la que resida en entornos urbanos. A mediados del siglo XXI, la población urbana total de los países en vías de desarrollo será más del doble que ahora, pasando de los 2,3 mil millones en 2005 a los 5,3 mil millones en 2050. Y es que el crecimiento de las ciudades es más rápido en los países en vías de desarrollo: en ellos, las urbes ganan una media de cinco millones de residentes al mes. 

Estos son algunos de los datos que arroja el último informesobre ciudades del mundo del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT), cuyos datos no dejan lugar a dudas de que la situación en las ciudades puede llegar a ser desbordante. 

Según el informe, a medida que las ciudades crezcan en tamaño y población, la armonía entre los aspectos espacial, social y ambiental del entorno urbano, así como entre sus habitantes, será cada vez más importante. Para poder asegurarla, dicha armonía deberá descansar sobre dos pilares clave: la igualdad y la sostenibilidad. 

Los riesgos de las desigualdades 

Tristemente, en la actualidad no es ésta la situación de muchas ciudades del mundo, señala el informe de la ONU. La brecha entre pobres y ricos se incrementa, por ejemplo, en numerosas ciudades de Estados Unidos, lo que podría conducir al aumento del malestar social y al incremento de la mortalidad en entornos urbanos. 

En un sondeo llevado a cabo en 120 ciudades importantes, se reveló que Nueva York es la novena ciudad del mundo con mayor grado de desigualdades sociales, seguida de otras ciudades norteamericanas, como Atlanta, Nueva Orleáns, Washington o Miami, que tendrían los mismos niveles de desigualdad social que ciudades como Nairobi, en Kenya, o Abidjan, en Costa de Marfil. 

El informe advierte de que “altos niveles de desigualdad pueden conllevar consecuencias sociales, económicas y políticas negativas, que tendrán un efecto desestabilizador en las sociedades”. Porque las desigualdades “crean fracturas sociales y políticas que pueden derivar en inconformidad social e inseguridad”. 
Times Square de NY.
La desigualdad por ciudades y motivos 

La raza sería uno de los factores más importantes en la determinación de desigualdades en Estados Unidos y Canadá. Según el informe, “en el oeste del estado de Nueva York, cerca del 40% de las familias negras, hispanas o de razas mixtas ganan menos de 15.000 dólares, en comparación con el 15% de las familias blancas”. 

Además, “la esperanza de vida de los afroamericanos en Estados Unidos es aproximadamente la misma que tiene la gente que vive en China y en algunos estados de la India, a pesar de que Estados Unidos sea un país mucho más rico que los otros dos”. 

El informe señala también que la desigualdad ha aumentado en la India como resultado directo de la liberalización y la globalización económicas, y que las ciudades donde mayores desigualdades se sufren en todo el mundo se encuentran en Sudáfrica, Namibia y Latinoamérica. 

En el extremo opuesto, la ciudad más igualitaria del planeta sería la china Pekín, seguida de ciudades como Yakarta –capital de Indonesia- o Dire Dawa, que es la segunda ciudad en importancia y cantidad de población de Etiopía, después de Adis Abeba. 

En Europa, Dinamarca, Finlandia, los Países Bajos y Eslovenia han sido clasificados como los países más igualitarios. Entre los menos igualitarios estarían Grecia, el Reino Unido y España. Según el informe, “las diferencias sociales son particularmente significativas en las ciudades de Europa del este, en las principales ciudades españolas y en las del norte de Inglaterra”. 

Corriente imparable 

Por otro lado, el informe apunta a que los movimientos de población del campo a la ciudad parecen imparables. De hecho, se cree que este mismo año el número de personas que viven en áreas urbanas superará por vez primera al de personas que viven en el campo. 

“En los próximos 40 años los niveles de urbanización se habrán incrementado dramáticamente, con un 70% de la población del planeta viviendo en áreas urbanas en 2050”, publica la ONU. La urbanización más drástica la sufrirá China, donde muchos millones de personas se mudarán a las ciudades en los próximos años. 

De hecho, según el informe, tan sólo en los últimos 18 años, en este país han aparecido 49 nuevas ciudades en este país. La rápida transición a una sociedad urbana ha originado una gran riqueza en China, pero también ha dado lugar a múltiples efectos negativos, como el aumento de las desigualdades sociales. 

Las mayores tasas de crecimiento urbano las ostentan en general los países en vías de desarrollo, que absorben una media de tres millones de nuevos residentes urbanos a la semana, advierte el estudio. 

En este sentido, las ciudades asiáticas serán las que más crezcan en los próximos 40 años, llegando a albergar al 63% de la población mundial en 2050. Se espera que Tokio sea la mega ciudad más grande del mundo en 2025, y que ciudades como Mumbai, Delhi o Dhaka acaben superando a Ciudad de Méjico, Sao Paulo o Nueva York en cantidad de población. 

Tendencia opuesta 

Frente a toda esta avalancha urbana, el informe identifica sin embargo lo que podría ser la emergencia de una nueva tendencia en la población. Muchas ciudades del mundo comienzan a reducirse, señala el estudio. Se espera que la población de 46 países, entre los que se incluyen Alemania, Italia y Japón y la mayoría de los antiguos estados soviéticos, se reduzca en 2050 con respecto a la actualidad. 

De hecho, en los últimos 30 años, cada vez más ciudades del mundo desarrollado se han empequeñecido en lugar de crecer. Es el caso de 49 ciudades del Reino Unido, entre ellas Liverpool, o de un centenar de ciudades de Rusia y de 39 ciudades de Estados Unidos. Las razones para este declive de algunas ciudades son mayormente económicas, pero hay otras: la calidad del aire y la contaminación. 

En ciudades de países en vías de desarrollo se ha detectado el mismo fenómeno. Los análisis del crecimiento urbano en África entre 1990 y 2000 revelaron que 11 ciudades habían experimentado un declive de la población. 

En este caso, las causas podrían ser las pérdidas humanas por guerras, desastres naturales o conflictos pero, también, podría estar apareciendo un nuevo patrón de migraciones de vuelta a las áreas rurales entre las poblaciones de estas áreas.

domingo, 6 de marzo de 2016

El embarazo en la adolescencia

Datos y cifras

  • Unos 16 millones de muchachas de 15 a19 años y aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos.
  • Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a19 años en todo el mundo.
  • Cada año, unos 3 millones de muchachas de 15 a 19 años se someten a abortos peligrosos.
  • Los bebés de madres adolescentes se enfrentan a un riesgo considerablemente superior de morir que los nacidos de mujeres de 20 a 24 años.

Tasas de natalidad

Si bien desde 1990 se ha registrado un descenso considerable, aunque irregular, en las tasas de natalidad entre las adolescentes, un 11% aproximadamente de todos los nacimientos en el mundo se producen todavía entre muchachas de 15 a 19 años. La gran mayoría de esos nacimientos (95%) ocurren en países de ingresos bajos y medianos.
En las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2014 se indica que la tasa media de natalidad mundial entre las adolescentes de 15 a 19 años es de 49 por 1000 muchachas. Las tasas nacionales oscilan de 1 a 299 nacimientos por 1000 muchachas, siendo las más altas las del África Subsahariana.
El embarazo en la adolescencia sigue siendo uno de los principales factores que contribuyen a la mortalidad materna e infantil y al círculo de enfermedad y pobreza.

Contextos

Algunas adolescentes planean y desean su embarazo, pero en muchos casos no es así. Los embarazos en la adolescencia son más probables en comunidades pobres, poco instruidas y rurales. En algunos países, los embarazos fuera del matrimonio no son raros. En cambio, algunas muchachas pueden recibir presión social para contraer matrimonio y, una vez casadas, para tener hijos. En países de ingresos medianos y bajos más del 30% de las muchachas contraen matrimonio antes de los 18 años, y cerca del 14% antes de los 15 años.
Algunas muchachas no saben cómo evitar el embarazo, pues en muchos países no hay educación sexual. Es posible que se sientan demasiado cohibidas o avergonzadas para solicitar servicios de anticoncepción; puede que los anticonceptivos sean demasiado caros o que no sea fácil conseguirlos o incluso que sean ilegales. Aun cuando sea fácil conseguir anticonceptivos, las adolescentes activas sexualmente son menos propensas a usarlos que las mujeres adultas. Puede que las muchachas no puedan negarse a mantener relaciones sexuales no deseadas o a oponerse a las relaciones sexuales forzadas, que suelen ser sin protección.

Consecuencias para la salud

Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a 19 años en todo el mundo. Sin embargo, desde el año 2000 se han registrado descensos considerables en el número de muertes en todas las regiones, sobre todo en Asia Sudoriental, donde las tasas de mortalidad se redujeron de 21 a 9 por 100 000 muchachas. Cada año se practican unos 3 millones de abortos peligrosos entre muchachas de 15 a 19 años, lo que contribuye a la mortalidad materna y a problemas de salud prolongados.
La procreación prematura aumenta el riesgo tanto para las madres como para los recién nacidos. En los países de ingresos bajos y medianos, los bebés de madres menores de 20 años se enfrentan a un riesgo un 50% superior de mortalidad prenatal o de morir en las primeras semanas de vida que los bebés de mujeres de 20 a 29 años. Cuanto más joven sea la madre, mayor el riesgo para el bebé. Además, los recién nacidos de madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de registrar peso bajo al nacer, con el consiguiente riesgo de efectos a largo plazo.

Consecuencias económicas y sociales

El embarazo en la adolescencia puede también tener repercusiones sociales y económicas negativas para las muchachas, sus familias y sus comunidades. Muchas adolescentes que se quedan embarazadas se ven obligadas a dejar la escuela. Una adolescente con escasa o ninguna educación tiene menos aptitudes y oportunidades para encontrar un trabajo. Esto puede también tener un costo económico para el país, puesto que se pierden los ingresos anuales que una mujer joven hubiera ganado a lo largo de su vida de no haber tenido un embarazo precoz.

La respuesta de la OMS

En 2011 la OMS publicó junto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) unas directrices sobre la prevención de los embarazos precoces y la reducción de los resultados negativos para la reproducción. Las directrices contienen recomendaciones sobre las medidas que los países podrían adoptar, con seis objetivos principales:
  • reducir el número de matrimonios antes de los 18 años;
  • fomentar la comprensión y el apoyo a fin de reducir el número de embarazos antes de los 20 años;
  • aumentar el uso de anticonceptivos por parte de las adolescentes a fin de evitar el riesgo de embarazo involuntario;
  • reducir las relaciones sexuales forzadas entre las adolescentes;
  • reducir los abortos peligrosos entre las adolescentes;
  • incrementar el uso de servicios especializados de atención prenatal, en el parto y posnatal por parte de las adolescentes.
Además, la OMS participa en diversas iniciativas junto con organismos y programas conexos, como la iniciativa «H4+», en la que también participan ONUSIDA, UNFPA, UNICEF, ONU Mujeres y el Banco Mundial. La iniciativa tiene por objeto acelerar el progreso hacia la consecución del Objetivo 4 de Desarrollo del Milenio (reducir la mortalidad infantil) y el Objetivo 5 (mejorar la salud materna) para 2015. Trata de abordar las causas profundas de la mortalidad y morbilidad maternas, neonatales e infantiles, entre ellas la desigualdad de género, el matrimonio prematuro y el acceso limitado a la educación para las niñas. Además, se alinea estrechamente con los planes de salud nacionales y proporciona apoyo financiero y técnico a los gobiernos.